¿Quién iba a decir que el exceso de peso iba a tener que ver con la pandemia de Covid-19?
Los que nos dedicamos a la salud y a la nutrición ya llevamos mucho tiempo diciendo que el exceso de peso no es bueno y que engordar tiene muchas consecuencias más allá de lo estético. Y no imaginábamos que una infección vírica nos iba a ayudar a reforzar ese mensaje. Tampoco imaginábamos que esa infección llegara a pandemia. Ahora “gracias” al Covid-19 se ha puesto en valor la importancia de la nutrición y de evitar el sobrepeso y la obesidad. Datos como los que siguen reafirman este hecho:
*Las personas con obesidad tienen 5 veces más riesgo de morir que las personas con un peso adecuado.
*Más del 80% de las personas que mueren por Covid-19 tienen un IMC mayor a 25 (desde un ligero sobrepeso a obesidad).
*El riesgo de necesitar ventilación mecánica (respiración asistida) es 7 veces mayor en obesos
Y, ¿por qué sucede esto?
*Las personas obesas tienen lo que se conoce como inflamación de bajo grado que, cuando hay una infección como el coronavirus, causa una inflamación mucho mayor que en personas con peso normal
*Las personas obesas tienen menos en forma su sistema cardiorrespiratorio, ya de por sí les cuesta más respirar y por tanto tienen menor capacidad de oxigenación cuando se produce una infección respiratoria
*Las personas con exceso de grasa corporal tienen más cantidad de una molécula llamada ECA2 (encima convertidora de la angiotensina-2) que es precisamente la que utiliza el virus para anclarse a nuestras células y reproducirse. Además algunos de los fármacos para tratar la diabetes aumentan los niveles de la ECA2 en los pulmones. Decir que esa molécula también está en el intestino y por eso algunas personas tienen síntomas gastrointestinales durante la infección de Covid-19
*En los países con más sobrepeso y obesidad hay más mortalidad por Covid-19 y en ningún país con baja tasa de obesidad hay niveles altos de mortalidad
*Las tasas de mortalidad son 10 veces mayores en países en los que por lo menos un 50% de la población tiene exceso de peso (esto pasa en países como Reino Unido, Estados Unidos, Italia y España)
*El sobrepeso es el segundo factor, después de la edad, asociado a mortalidad por coronavirus!!!
¿Pero hay algo más allá del aumento de complicaciones y mortalidad relacionado con la obesidad? ¿Hay otros factores asociados a la obesidad como la baja ingesta de vitaminas, minerales, antioxidantes, etc, que también aumenten el riesgo de complicaciones por Covid-19?
Las personas obesas no suelen tener una alimentación adecuada, en general, toman muchos azúcares, grasas saturadas, muchas calorías pero pocos nutrientes que son imprescindibles para nuestro sistema inmunitario, entre otras cosas. Si nos hacemos la pregunta, ¿enferma igual una persona bien nutrida que una mal nutrida? La respuesta parece obvia, una persona mal nutrida tendrá peor pronóstico, de hecho en los pacientes graves hospitalizados por Covid-19 la pauta de nutrición enteral o parenteral es muy importante. Pero, ¿qué es estar mal nutrido? Seguro que pensamos en personas con muy bajo peso, sin embargo, éstas no parecen tener peor pronóstico. Y es que seguramente la peor combinación es un cuerpo con exceso de grasa corporal y, por tanto, un gran potencial inflamatorio sumado a una inmunidad debilitada por la falta de nutrientes. Aunque sobre esto todavía no hay datos sólidos, no lo perdamos de vista, comer bien nos garantiza una salud y un sistema inmunitario fuerte (también en este sentido es importantísimo dormir bien y evitar el estrés de cualquier tipo).
Pero, por otro lado, la pandemia nos ha “regalado” precisamente eso que nos hace vulnerables, el aumento de peso. Esta situación y, en especial el confinamiento, ha generado mucha ansiedad, aburrimiento, desgana y sedentarismo que, en muchos casos, ha derivado en una mayor ingesta calórica que ha hecho engordar a muchísimas personas. Los gimnasios y otras actividades físico-deportivas cerraron, no se podía apenas salir y la comida se convirtió en una gran distracción y consuelo para muchos. Aunque algunos, los menos, perdieron el apetito, en general, el estado nutricional de la población, tanto de adultos como jóvenes, ha empeorado y eso es un problema de salud pública. En muchísimas personas ha aumentado el peso y la grasa corporal y ha disminuido la masa muscular. Y quien ha cogido unos kilos de más manifiesta gran dificultad para quitárselos de encima. Sobrepeso persistente en tiempos de coronavirus.
Algunos datos son contundentes. Según un estudio en la población española (realizado por la SEEDO) un 59% de la población joven de 18 a 30 años ha aumentado de peso y este porcentaje es del 72% entre los jóvenes que ya tenían sobrepeso u obesidad. Por tanto, un problema que crece y para el que se buscan soluciones en internet mucho más que en la consulta de un nutricionista. Aún así, ha aumentado mucho la conciencia de que la alimentación es importante y que mantener un peso saludable también lo es. La pandemia por Covid-19 ha traído muchos cambios, algunos de ellos positivos como el hecho de que en general la población está dispuesta a comer mejor.
Pero, ¿por qué la comida ha servido y sirve de consuelo cuando lo pasamos mal? La clave está en que comer genera placer y sensación de recompensa y eso nos viene muy bien cuando estamos en situaciones que nos estresan de alguna manera. Que disfrutemos comiendo es un instinto de supervivencia, por que si no en tiempos pasados ante la escasez de alimentos no habríamos sobrevivido. Sin embargo, a día de hoy, esto no nos sirve mucho ya que tenemos una elevada disponibilidad de alimentos y especialmente de alimentos calóricos. Por eso el placer de comer no nos ayuda a sobrevivir y sí nos puede hacer caer en un consumo excesivo de calorías que nos lleve a engordar y por tanto a enfermar más fácilmente o a enfermar peor. Entonces, ¿qué hacemos? Puede que sea algo innecesario para sobrevivir, pero está ahí, nos gusta comer y eso no debería ser un problema. Lo que debemos hacer es “redirigir” ese placer hacia alimentos y platos saludables, por que si disfrutar de lo que comemos es un instinto básico, es muy difícil o casi imposible luchar contra él. Tenemos que ponerlo de nuestra parte. Instintivamente nos gusta lo más graso, dulce y calórico y el problema es que nadie nos enseña que eso se puede cambiar, se puede educar para que podamos disfrutar igual con lo saludable, ligero y nutritivo. En realidad los circuitos del placer en el cerebro son modificables. Podemos gozar comiendo una grasienta hamburguesa o una pieza de bollería, sin embargo, se puede llegar a tener la misma sensación comiendo un arroz con verduras o una brocheta de fruta bañada en crema de almendras. Es una cuestión de reeducación y de tiempo. A mi ya no me atrae para nada lo primero y sí lo segundo, y no es por que tenga mucha voluntad, es por que mis circuitos del placer están reconectados y se activan con la comida saludable.
Lógicamente a todo esto hay que ponerle amor y cariño, preparando los platos de forma apetecible pues así estimulamos nuestros sentidos y aseguramos que el cambio sea sólido y duradero. Por que el instinto del placer de comer no desaparece y si un día no he disfrutado de lo que he comido, mi cerebro activará de forma muy intensa la búsqueda de esas sensaciones placenteras con la comida. ¿Te ha pasado alguna vez que después de haber comido o haber cenado tu “cuerpo” te pide algo de capricho? Pues es eso, necesitamos disfrutar, de todo en general, y también de la comida.
Por eso este problema de exceso de peso después del confinamiento solo puede ser abordado eficazmente desde una perspectiva de cambio de hábitos procurando asegurar ese placer de comer. Lógicamente también con ejercicio físico y un buen cuidado de la salud en general.
Creo que es un buen momento para cambiar, para hacer las cosas distintas y obtener un resultado diferente. Olvidando las dietas y subiéndose al carro de una alimentación saludable y deliciosa para siempre.
Dra. Laura Isabel Arranz
Farmacéutica y dietista-nutricionista
www.dietalogica.com